Actualmente Vacía: 0,00€
Opositores
Si me quedaran 3 meses para las físicas de la Comunidad de Madrid… ¿Qué haría yo?
Este fin de semana se celebró el examen teórico de Bomberos de la Comunidad de Madrid.
Y no he podido evitar pensar en las cabecitas de nuestr@s chic@s que se han presentado, en ese momento de incertidumbre, de repaso mental, de “¿habrá sido suficiente?”.
Como entrenador, sé la responsabilidad enorme que ahora cae sobre nuestras manos de cara a la siguiente fase: las pruebas físicas.
Y entre cafés y entrenamientos, me hice una pregunta:
“Adri, si tú hoy te llevaras la sorpresa de que has pasado el corte… ¿qué harías?”
Y mientras fantaseaba con esa idea, me salieron muchas cosas que haría al instante:
-
Darle un abrazo eterno a mi pareja por aguantar carros, carretas y lo que no tiene nombre.
-
Celebrarlo con los míos como se merece.
-
Y tomarme un día de pausa para reflexionar.
Probablemente saldría a rodar sin reloj, sin música… solo para aclarar ideas (y limpiar la resaca… emocional 😉 ).
Y durante esa carrera, algo me quedaría claro:
Tengo 90 días para prepararme. Y lo que haga ahora lo va a marcar todo.
Por eso he querido compartir contigo lo que, desde mi experiencia como deportista, entrenador y formador en S4S, haría yo exactamente si tuviera tres meses para prepararme las físicas.
Si estás en ese punto: ¡enhorabuena de corazón!
Y si aún no ha llegado ese momento, guarda este artículo, porque te aseguro que llegará. Y cuando lo haga, tendrás una hoja de ruta.
1. Entender de dónde vengo.
Antes de planificar nada necesito hacer un análisis de cómo han sido los últimos dos meses especialmente. ¿He bajado el ritmo de entrenamientos?, ¿He pillado peso?, ¿Estoy libre de lesiones?.
Haría un análisis de mi contexto físico, social, y emocional. ¿Estoy quemado o motivado?. ¿Cómo voy de pasta para sustentarme?. ¿Tiempo libre?. ¿Mayor fortaleza a día de hoy?.
Anotaría en un papel las 6 pruebas físicas y escríbiría la nota que tengo ahora mismo. Esto (me conozco) me llevaría a testearme. Necesitaría saber exactamente el punto del que parto.
2. Me compraría una agenda.
Me metí todo el temario en el Ipad, pero las cosas que me tocan las acabo escribiendo en papel. Así que me bajaría a la papelería y me compraría una agenda. Además me la pillaría o roja (por bomberos, obvio) o negra. Las cosas importantes van de negro ( en mi cabeza, por lo menos).
Anotaría el día estimado de físicas. Un círculo rojo. Y de ahí contaría las semanas que tengo hasta esa fecha. Se que ese día podrá cambiar pero mi cabeza necesita algo estable. Si luego cambia, ya ajustaré.
Ahora empiezo a señalar los “días vitales”. Viajes, cumpleaños, eventos, trabajos. Cada uno tenemos nuestras cosas. ¿Te acuerdas de esa despedida que iba a ser la hostia? ¿Vaya marrón que te supone ahora verdad? Por eso les llamo días vitales, para recordarme que son importantes y son los que “dan vida a mi vida”. Con cabeza, con estrategia, pero hay que meterlos.
Esta manera de hacer ingeniería inversa me daría una noción real del tiempo que tengo.
3. Mi cuerpo, mi templo.
Funcionamos mejor con objetivos a corto plazo. Y esta va a ser dificil. Aunque 12 semanas aproximadamente pueda parecer poco, pasan muchas cosas en 12 semanas. Y tu cabeza motivada pasa por muchos altibajos en esas 12 semanas.
Pero es cierto que, a no ser que hayas sido un atleta de élite, pocas veces en tu vida habrás estado en una situación como esta. En la que tanto dependa de tu cuerpo.
Escribiría en esa agenda negra (el rojo me parecía muy típico), un pacto conmigo mismo. 90 días para hacer que mi cuerpo sea una máquina cuidada. Lo escribiría con una frase simple, que me pudiera recordar cuando tenga ganas de liarla. Un “todo está en mis manos” o algo que me pueda decir rápido y que me conecte con mi propósito.
Esto lo bajaría a tierra creando un plan simple:
- Quitaría de mi vista todo tipo de comida basura, alcohol, que pueda andar a la vista.
- No me gusta cocinar, así que tendría en mente platos rápidos y sanos. Real Food Only.
- Agua conmigo. Siempre.
- Reservaría un hueco de la semana para hacer la compra. Todas las semanas. Así siempre tendré la comida que necesito disponible.
- 0 alcohol. Ni la cervecita de la felicidad. Esto va por la recuperación de la que hablaremos después.
4. Registraría todo.
Dejaría de estudiar y eso crearía un vacío importante en mi día a día. Para bien me imagino. Pero las cabezas buscan rápido como rellenarlo.
Me pondría como tarea registrar todo lo que tiene que ver con mi rendimiento: Entrenamientos, sueño, comidas, sensaciones, mentalidad, peso. Puede que estes pensando que estoy zumbao, pero oye, te estoy contando lo que yo haría. En estos 90 días está en mis manos el poder ser bombero, creo que es lógico llevarme a este nivel. ( Y además, me sé las malditas carreteras locales del temario de carrerilla, lo de que estoy zumbao ya lo hemos superado).
Al fin y al cabo ser bombero va a ser mi profesión, y a día de hoy, el intentar al máximo serlo, es la mía.
5. Recuperación.
Pondría casi más atención a cómo me recupero de los entrenamientos que a cómo entreno. Más que nada porque es lo que dictaría si puedo apretar más o si tengo que aflojar.
Has visto que lo he llamado recuperación y no descanso. La “recu” va más allá.
Lo desglosaría en diferentes áreas: Sueño (obvio), paz mental, alimentación, dolores, ánimo. Crearía un índice con la media de las diferentes áreas y crearía estrategias para que ese índice sea el mayor posible.
Me compraría un libro para leer por las noches y olvidarme del móvil (y quedarme frito a las dos páginas). La meditación nunca me funcionó, pero si que metería respiraciones conscientes mientras paseo a la perra ( en vez de ir con la nariz pegada al móvil). Aprovecharía para socializar más. Sería muy consciente de cómo está mi cuerpo. Dedicaría sesiones cortas a elongar (una especie de yoga improvisado). Y me cuidaría MUCHO mentalmente. Mensajes positivos a tope. Lo que estoy viviendo es único.
6. Estrategia
Pero hablemos de las pruebas. Una de las características claves que diferencian a los buenos opositores de los que lo intentan, es la estrategia. Ya lo viste con el temario. Y esto, también aplica a las físicas.
Evaluaría cuales son mis puntos fuertes y en qué pruebas fallo. Estudiaría qué nota tengo que sacar para hacerme una idea real y objetiva de la nota que necesito para meter la cabeza, no la nota que quiero sacar. Yo me conozco y querría ir a por la nota máxima posible. Pero muchas veces, recapacitar y darte cuenta que no lo necesitas, te puede ahorrar un par de entrenos extra, sobrecargas y en definitiva… un par de sustos que no queremos.
Valoraría el esfuerzo que me llevaría mejorar en cada prueba, y atacaría las pruebas que más potencial de mejora rápida tenga, con menos esfuerzo.
Si hubiera alguna prueba en la que simplemente por mejorar la técnica pudiera sacar algo, estaría ya mismo llamando a un preparador para que me de un par de privadas. Sería consciente de que los cambios técnicos se hacen alejados de la competi, cuando todavía tienes la paz mental para integrar nuevos gestos, y el tiempo de automatizarlos.
7. Distribución de cargas
En mi agendita, bocetearía como serían mis semanas de entrenamiento. Cuando voy a ir a nadar, cuando voy a tocar cuerdas, cuando voy a meter la fuerza, cuando voy a ir a pista. Qué tipos de entreno voy a hacer en cada día… todo esto para hacerme una idea de cómo se va a ir acumulando la fatiga a lo largo de las semanas.
Con esta idea en mente. Me volvería al calendario, donde situé el día de físicas, conté las semanas que tenía, etc. Y cogería mi subrayador verde para marcar las semanas de descarga. Mis salvavidas que me asegurarán que asimilo todo lo que me viene encima. También subrayo de verde la última semana antes de las pruebas.
8. Buscar teammates
Me encantaría poder compartir este momento vital con alguien que esté en mi misma situación. Por lo que intentaría buscar momentos en los que pueda entrenar con gente que vaya a físicas. Aunque sea los rodajes, o los días de natación, o la quedada de cuerda. Da igual, pero juntarme con gente que comparta mis nervios, mis ganas, mis dudas…
Eso si, gente que sume. Solamente gente que sume. Que tire del carro, que proponga, que venga feliz y que saque lo mejor de mi. Yo me encargaría de devolver lo mismo.
9. Fisio de confianza
Me aseguraría de ir cada 15 días al fisio. Sí, cada 15 días. No cuando duela algo, no cuando ya sea tarde. Además iría a uno que entienda mi situación y empatice con ella. Vamos, que entienda lo que me estoy jugando.
¿Por qué cada 15 días?.
En primer lugar para tener todo bajo control. Si todo va bien, para que descargue zonas con tensión excesiva, que movilice, desbloquee estructuras y que me ayude a vascularizar. En segundo lugar para que me conozca. Que sepa cual es el estado “normal” de mi cuerpo. Y que si en algún momento algo falla, cuando de verdad le necesite, que no partamos de cero. Ya habría una confianza, un historial y una mejor capacidad de respuesta.
10. No es el momento de ahorrar.
Esto lo tendría clarísimo. Es una oportunidad increíble. Y si estoy literalmente dejando la vida en esto, mi tiempo y mi cuerpo en conseguirlo, voy a hacerlo de la manera más eficaz posible.
Como te comentaba, si necesito un fisio a mi lado, adelante. Si necesito privadas, adelante. Si necesito esas zapas nuevas, adelante. Hombre, no voy a ser un dispensador de billetes. Pero si creo que algo o alguien me va a hacer mejorar…adelante.
A mi, que soy un poco “Juan Palomo” (yo me lo guiso, yo me lo como). Me ayudaría pensar que ya lo compensaré con creces con mi primer sueldo ( o mis primeras extra). Y si por lo que sea no lo consiguiera da igual, es lo que tenía que hacer. Ya me lo quitaré de otras cosas.
11. Referentes aspiracionales.
A mi siempre me ha gustado mucho saber cómo lo hicieron otros. Cómo superaron lo que parecía imposible. Y usar todo eso a mi favor. Así que buscaría documentales de atletas, vídeos de ellos entrenando, entrevistas explicando como pasaron por tal o tal experiencia.. esas imágenes mentales son las que uso como motor cuando tengo que rendir. Cuando tengo que salir de casa y no apetece, o cuando estoy en la pista en una serie en la que la cabeza ya está buscando una vía de escape. Ahí recuerdo lo que ví, lo que escuché, lo que admiré… y consigo seguir.
Por suerte tenemos referentes españoles increíbles: Nadal, Killian, Topuria, los Gasoles, Carolina Marín… y cientos de atletas más que depende de cómo seas conectarán contigo de una manera especial en esta etapa. Yo creo que me hincharía a verlos. Seguramente sea el momento de mi vida donde pueda sentirme más identificado con ellos.
12. Prepararme para lo peor.
Lo siento, sé que es un punto de bajona después de lo que hemos hablado.
Pero si algo me han enseñado todos estos años de experiencia metiendo a gente en físicas (que ya son unos cuantos por suerte) es que a veces, las cosas no salen como deberían salir.
Un mal gesto, una situación familiar, un accidente, una enfermedad o simplemente… un bloqueo mental.
Estas cosas pasan y mirarlas de frente y estar preparados con un plan B para ellas, no es que sea importante, es que demuestra inteligencia y estrategia emocinal.
¿Cómo lo haría?
Lo primero, relativizando.
Ser bombero es la ostia. Pero no es la única opción.
Yo habría demostrado que valgo para mucho más. De hecho, si estuviera en esa situación, es que tengo una capacidad superior que el resto de los mortales (que puede sonar arrogante, pero pasar un corte de bomberos de Comu es impresionante). Y eso lo podrás reconducir a cualquier otro área que decidas.
Y lo más importante: El sol seguirá saliendo, mi chica me seguirá queriendo igual, mi gente me seguirán respetando y mi perrita seguirá necesitando sus paseos.
Lo sé, es fácil decirlo, pero cuando tu cabeza se ha hecho a que “vas a conseguirlo”, no es tan facil.
Ahí viene lo segundo… Aceptar el golpe.
No reprimiría nada.
Lloraría, gritaría y… saldría a correr.
Correría mientras lloro o lloraría mientras corro, no lo sé. La cosa es que ese dolor quema y ahoga, y reprimirlo no me haría ningún bien. Y esto necesita tiempo.
Pero sabría que hay un plan b. Porque ya lo preparé antes.
Esperaría a estar preparado para tomar la decisión de si seguir o no (ojo).
Si decido seguir, me repetiría una y otra vez que ya lo he conseguido una vez. Que no requiere del mismo esfuerzo. Que ya soy perro viejo y eso juega a mi favor. Paso a paso. Dándome tiempo para sanarme y para volver a sentir el fueguito.
Si decido retirarme… eliminaría esa palabra de mi vocabulario.
Porque indica que sólo había esa opción. Puede que eso fuera antes. Ahora, no.
Lo llamaría reconducir esfuerzos. Parece una idiotez pero a mi me salvó (ya os contaré algún día).
Reconducir abre la mente a que hay otras cosas, y da opción a pensar a que… “joder, si he puesto toda esta infinidad de horas en una cosa, si se lo pongo a otra… lo puedo petar”.
Porque cuando tú, que has contado cuántas horas tiene el día a base de codos ( y anotar el tiempo que te lleva cada página) decides meterle ese foco y esa constancia a otro proyecto…
el mundo se te puede quedar pequeño.
Y ese pensamiento, de repente enciende una bombillita maravillosa, que poco a poco te va haciendo salir del hoyo.
……..
No sé si vas a sacar plaza este año.
Ojalá que sí.
Ojalá verte ahí, cruzando la línea de meta sabiendo que lo diste todo con cabeza, con intención y con corazón.
Pero lo que sí sé es que tienes aproximadamente 90 días para escribir algo que solo tú vas a poder contar después.
Y esa historia, pase lo que pase, te va a cambiar para siempre.
Porque el verdadero premio de esta oposición no está solo al final.
Está en lo que te conviertes mientras luchas por ella.
Está en lo que descubres de ti. En cómo entrenas, cómo te organizas, cómo te cuidas, cómo te hablas.
Así que ahora, si te has llevado la sorpresa de que has pasado el corte…
Bienvenid@ a tu siguiente reto.
Tienes tres meses por delante. Haz que cuenten.
Desde S4S, te mandamos un abrazo enorme.
Y de verdad, enhorabuena. Lo que acabas de conseguir es increíble.