Actualmente Vacía: 0,00€
#RetoMontblanc
#RETOMONTBLANC // EPISODIO 2. Chamonix/ Gran Paradiso [vídeo]
[Vídeo al final del post]
Nos tiramos el sábado entero en carretera. Desde que cruzamos la frontera con Francia fue un contínuo arrancar- parar- pagar- arrancar… Es cierto que las estaciónes de servicio y las carreteras están impecables, pero el hecho de estar sacando la cartera cada 10 minutos y las retenciones que eso provoca, hacen que la conducción sea una prueba de paciencia extrema.
Lo cierto es, que viajando en caravana te enteras de poco, bueno, se entera el que conduce y el copiloto (cuando no se queda dormido – ejem, ¡Chaki!-) Los de atrás están “sentaditos” en su mesita, jugando partidas interminables a las cartas, discutiendo teorías sobre el viaje, o hablando de los males de amores. Vaya, que se así te puedes meter todos los km que te echen.
Llegamos a Chamonix por la noche y el macizo del Mont Blanc nos recibió imponente. En el vídeo se ve menos de lo que veían nuestros ojos, pero imaginaros la sensación de por fin poner cara a ese “grande” con el que llevas soñando los últimos 6 meses.
Hicimos noche en uno de los parkings habilitados y el amanecer fue espectacular. Era mejor incluso de lo que nos habíamos pensado.
Se empezaba a respirar que ibamos a jugar en primera.
Nos fuimos a la Casa de la Montaña, lugar donde los alpinistas y guías se reunen para consultar mapas, contratar guías, hablar de las estrategias de subida… Nosotros queríamos que nos dijeran de primera mano como era la situación de la vía de Gouter, para la que nos habíamos preparado todo este tiempo. Y la respuesta fue la que nos temíamos… Habían cerrado el refugio.
En los días anteriores, debido al calor, la caída de piedras del paso de La Bolera había aumentado considerablemente, teniendo los servicios de emergencia que rescatar a numerosos alpinistas accidentados. Por lo que decidieron cerrar el paso por esta via. Estamos jodidos. ¿Y ahora qué?
Las horas que sucedieron a la noticia fueron un contínuo ir y venir a la oficina de turismo (donde podíamos pillar Wifi) e intentar plantear alternativas. Teníamos muchas ganas de subir, pero era aún mayor la cantidad de preguntas que surgían.
Y para poner las cosas más faciles… el tiempo. Nuestra intención era subir la noche del miercoles-jueves. Y a partir del miércoles daban tormenta.
Ahora además de no saber por donde subir, teníamos un límite temporal que condicionaba nuestra aclimatación’¡Tendríamos que hacer cima en la madrugada del Martes. ¡Y estábamos a domingo!
Debatiendo con compañeros que conocimos muchos optaron por cambiar de pico e intentar el Mont Blanc la semana siguiente. Nosotros no teníamos esa opción.
El chico que atendía en la Casa de la Montaña nos aconsejo subir por la “Vía del Papa” una subida mas dura físicamente, con un mayor desnivel, pero que estaría en mejor estado. El inconveniente para nosotros es que era una vía mucho menos transitada, lo que nos ponía un poco nerviosos al ser tan inexpertos. Esto supondría enfrentarnos a la subida de un glaciar durante casi todo el trayecto, con el riesgo que esto representa (grietas, seracs, etc….)
Tuvimos que cambiar la estrategia: Haríamos el domingo por la tarde Gran Paradiso, en Italia, para realizar la aclimatación, dormiríamos en el refguio de Vittorio Emanuelle (2735m.) y hariamos cima por la mañana temprano, para bajar e intentar subir hasta el refugio de Gonella (a medio camino del Mont Blanc por la vía del Papa).
Llegamos al Parking de Gran Paradiso sobre las 5, listos para salir, pero… no habíamos comido! Con las prisas y el estrés se nos había pasado totalmente. Antes de dar un paso nos entró un hambre terrible, y en cinco minutos la situación cambió de estar con las mochilas puestas, a estar con las sillas del camping comiendo un pollo asado a toda pastilla. Nos reíamos de lo absurdo de la situación. Eramos los montañeros más ridículos que podía haber en la zona. El “rizos” se quedaría calvo si nos viera.
Y claro, nos castigó la madre naturaleza, sabia como es, nos lanzó otra advertencia, (” ¡a donde iréis, alma de cántaro!”) escupiendonos una granizada infernal que nos hizo refugiarnos en la caravana durante lo que parecieron 15 minutos interminables. No sabíamos si reir, llorar, cabrearnos… ¡¡ya íbamos tarde otra vez!!.
La subida se hizo más complicada de lo que esperabamos. Angulo se puso el motor en las piernas, y nos llevó a un ritmo que nos dejó con la lengua fuera. Fue un desnivel de unos 1000 m. que hicimos en 2 horas. La mochila pesaba, el pollo más, y la sensación de… ¡ojo que no estamos tan bien! aparecía.
Teniendo tiempo para pensar durante la subida, nos dimos cuenta que queríamos abarcar demasiado y teníamos muy poco tiempo. Sacrificaríamos la subida a Gran Paradiso, para que nos diera tiempo a llegar al refugio de Gonella. (“cambio de planes chicos!”)
Por fín divisamos el refugio, y aunque vimos una cervecilla que otra pasando delante nuestra, nos hicimos fuertes y sacamos todo el material para practicar rescates.
Eso si que fue un espectáculo. La gente del refugio como público, que nos veía desde el comedor se preguntarían, ¿¡pero estos que hacen!?
Nos pusimos a montar polipastos, a representar situaciones, a competir entre nosotros para ver quien salvaba a quién más rápido… Mientras todo el mundo estaba tan calentito cenando.
La verdad es que nos vino genial, tener la certeza de que tu compañero tiene claro como sacarte de un apuro… era una obligación.
“Si no lo tenemos perfecto no cenamos” fue nuestra motivación.
El refugio estuvo chulísimo. Además de ser barato (comparando los 10 Eur. de este con los 50 de los de Francia), el lugar era precioso y nos dió rabia no poder quedarnos un par de días por ahí.
El lugar donde dormimos era una piso completo relleno de colchones en el suelo a los lados, cada uno con sus mantas dobles y almohadas. La gente es super respetuosa. Allí se va a dormir. Nadie habla, nadie enreda. Entras, te acuestas y a dormir (el que pueda).
A las 3:30 de la mañana yo ya despierto (bendito wifi que me entretuvo) nervioso pensando en la vía Italiana.
Decidimos salir a las 5:30 para que nos diera tiempo a bajar y llegar a primera hora a la casa de la montaña italiana. Y que nos informaran del estado de la vía antes de subir. La bajada se hizo mucho mas larga de lo que esperamos pero íbamos llenos de energía sabiendo que ese día estaríamos pisando el macizo del Mont Blanc “a la italiana”.
Más tarde descubriríamos que no sería así
Para saber que nos pasó.. ¡estaros atentos al próximo episodio!
De momento, nosotros nos quedamos recuperando fuerzas después de tanto estrés.
Espero que estéis disfrutando de nuestro/vuestro viaje.