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Lo Más Difícil No es Empezar: El Desafío de Volver a Entrenar
Ya sea por una lesión, unas vacaciones o simplemente porque la vida pasa, todos en algún momento hemos tenido que hacer una pausa en nuestra rutina de entrenamiento. Y aunque suene bien en teoría, la realidad de volver a la acción no siempre es tan simple como parece.
Lo más frustrante no es solo que el cuerpo ya no responde igual después de parar, sino que a nivel mental y emocional tampoco estás en el mismo lugar que antes. Las metas que parecían tan claras y motivadoras ahora se sienten lejanas, casi como si pertenecieran a otra persona.
La desconexión psicológica (y emocional)
Personalmente, uno de los momentos más complicados es ese en el que me encuentro haciendo un entrenamiento que solía disfrutar, pero ahora no me veo ahí. Es como si no reconociera a la persona que está haciendo esos movimientos. El cuerpo se siente pesado, y la mente… ¡bueno, la mente está llena de excusas! Te empiezas a contar cosas como “hoy no es el día”, “mejor dejo esto para mañana”, y antes de que te des cuenta, te has rendido a mitad de una carrera o de una sesión de fuerza. ¿Te suena?
No Todo Es Motivación, También Es Disciplina
Aquí es donde entra en juego algo clave que he aprendido a lo largo del tiempo: no puedes depender solo de la motivación. Claro, es genial cuando la tienes, cuando te sientes imparable y todo fluye, pero no siempre estará ahí. Y en esos momentos, la disciplina es lo que te va a sacar adelante.
La disciplina es lo que te dice que, aunque hoy no sientas esa chispa, tienes que hacer lo que sabes que te hace feliz a largo plazo. Y sí, sé que suena duro, pero a veces tienes que ser un poco más estricto contigo mismo. Porque, al final del día, los objetivos que te planteaste antes de la pausa siguen siendo los que realmente quieres. Solo necesitas tiempo para volver a conectar con ellos.
La Inercia: La Clave para Volver a Fluir
Una de las cosas que más me ayuda a retomar es recordar que todo en la vida es una cuestión de inercia. El primer paso siempre va a ser el más difícil. No te frustres si en las primeras sesiones te sientes fuera de ritmo, porque con el tiempo tu cuerpo y tu mente van a volver a estar en sintonía.
A veces, ese primer trote o esa primera serie de sentadillas no se trata de hacer la mejor sesión de tu vida, sino de simplemente hacerla, de ponerte en marcha. Y créeme, una vez que empiezas a moverte, la inercia te lleva.
Escucha a tu Cuerpo y a tu Mente
Algo que también he aprendido es a ser flexible conmigo mismo. Si después de una pausa mi rendimiento no está al nivel que esperaba, no pasa nada. A veces, en lugar de machacarme mentalmente, trato de bajar un poco la intensidad o cambiar el enfoque del entrenamiento. No se trata de hacerlo perfecto, sino de hacerlo lo mejor que puedas en ese momento.
Y, sobre todo, se trata de disfrutar el proceso de volver a conectar. Porque aunque ahora no lo sientas igual, el tiempo y la constancia van a hacer que, poco a poco, recuperes esa pasión que siempre te ha movido.
Conclusión: No Te Rindas
Si algo he aprendido después de tantos años de entrenar, parar y volver a empezar, es que el cuerpo y la mente siempre van a necesitar tiempo para reconectar. Y eso está bien. Lo importante es no perder de vista lo que realmente quieres, y tener la paciencia para volver a encender esa chispa.
No te rindas solo porque hoy no es tu mejor día. Da ese primer paso, sé constante, y confía en que la inercia te llevará de vuelta a donde necesitas estar.
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